Desde su creación mediante Decreto Ley 17753 del 24 de julio de 1969, Petróleos del Perú – Petroperú S.A. fue polémica. No solo por reemplazar a la también discutida Empresa Petrolera Fiscal (EPF) que le vendió crudo a la IPC (International Petroleum Company), filial de la Standard Oil, y protagonizó el episodio de la llamada ‘página 11′. También porque, a lo largo de su accidentada historia, ha sobrevivido a una suma de malas decisiones que buscaron politizar sus funciones, sobre todo con ánimos populistas. Esto la fue alejando de las empresas estatales responsables, técnicamente profesionales y saneadas. Algo que parece casi imposible de lograr en la politizada realidad peruana.
Uno de los impulsores de la “soberanía estratégica de Petroperú” y la redistribución del canon petrolero para las zonas de Talara y El Alto fue el ministro de Energía y Minas (88-89) durante el primer gobierno de Alan García, el sullanense José Carrasco Távara. Ya en los 90, de Petroperú restaba privatizar tres refinerías: Talara, Conchán e Iquitos. También el oleoducto y algunas terminales. Pero el entonces presidente, Alberto Fujimori, súbitamente reculó de la idea de privatizar Petroperú por el gran costo social que implicaba, sobre todo en la tradicionalmente petrolera ciudad de Talara. El resto es historia.
FONAFE Y LA REFINERÍA
Uno de los mayores errores ocurrieron el 19 de julio de 2006. Esa fecha, el Congreso retiró a Petroperú de la tutela del Fonafe (Fondo Nacional de Financiamiento de la Actividad Empresarial del Estado), además de los controles del SNIP y Consucode, candados de gastos y contrataciones, respectivamente. La Ley 28840, además, la retiró del sistema de endeudamiento público. Carrasco Távara impulsó mucho esa iniciativa.
“Debería tener un control a través de FONAFE, pero no lo tiene; están actuando solos”, opina Mercedes Aráoz, exministra de Economía. “Es una empresa endeudada que seguirá endeudada si no cambia de gestión y pone, por lo menos, directores independientes con mayor capacidad de gestión. Si seguimos con esa gerencia, no va a cambiar”.
Más de una vez se ha intentado que Petroperú vuelva al Fonafe. Uno de sus opositores más recalcitrantes ha sido Humberto Campodónico, quien posteriormente fue presidente del directorio de Petroperú de agosto de 2011 a enero de 2013. Otra etapa que algunos expertos consideran como nefasta. “Esto de Petroperú comenzó en el gobierno de Ollanta Humala pero le va a explotar a este gobierno”, le advirtió el ingeniero Roque Benavides al premier Otárola en una reunión reciente. “Es hoy una empresa quebrada que vale negativo. Se puso la carreta delante de los caballos construyendo una refinería que tenía una capacidad para 95 mil barriles diarios mientras se producía 35 mil barriles al día”, explicó. Para el consultor financiero José Quesada Seminario, la renovación que hizo Humala era muy distinta de la que planteó el segundo gobierno de Alan García, pasando de US$1,300 a US$3,500 millones. “Se planteó originalmente una refinería rentable. El problema se origina en la nueva refinería, que es una decisión política de Humala. Nunca iba a ser rentable. Ya para 2014 teníamos la inversión de la nueva refinería de US$5 mil millones”. Para el administrador Quesada, Humala politizó la decisión de la nueva refinería. Y Campodónico fue parte del círculo íntimo de Humala que lo planeó. “Una empresa que tiene 2% de utilidades antes de impuestos y que vende 4,500 millones no puede endeudarse al 5% con una deuda de US$5,000 millones porque no tiene para pagar los gastos financieros”.
La estocada final a Petroperú fue la era de Hugo Chávez Arévalo. No solo por la corrupción que rodea su nombramiento con coima, sino por el direccionamiento político que tuvo su gestión. Arévalo cambió a directores y gerentes de carrera, y propuso un plan que incluía el control de precios para el gas. “No más balones de 10 kg a S/60 en un país productor de GLP”, reza el documento que preparaba, creando el Petrobalón Popular como proyecto para bajar el precio del gas doméstico envasado para las amas de casa y así favorecer a 8 millones de familias. Afortunadamente, un golpe y una vacancia presidencial salvaron al Perú de ese experimento populista.
SALIDAS Y SALVATAJES
¿Cuál sería la solución para Petroperú? “No creo que la puedas vender ahora”, estima Aráoz. “La privatización no es la solución porque la deuda nos la vamos a comer nosotros y le tendríamos que dejar la ‘carnecita’ a quien lo compre. Hay que hacer los cambios de fondo: cambios de directorio y gerencias, y control del Fonafe”. Benavides añade: “El 100% del capital de Petroperú le pertenece al Gobierno. No es tan fácil decir ‘la dejo quebrar’”, agrega. “Perú tiene un gran potencial en exploración de petróleo. El Perú está muy atrasado en traer inversión en petróleo. Pero no puede ser que Perupetro le dé más lotes a Petroperú. Hay que convocar a inversionistas”, sugiere el ingeniero.
Ahora la empresa estatal, endeudada hasta los dientes, está en manos de nuevas autoridades. Se deben tomar decisiones firmes y radicales. El mal manejo de Petroperú nos cuesta a todos los peruanos, sobre todo a los más vulnerables, a los que más necesitan del Estado.
TENGA EN CUENTA
José Carrasco Távara había sido diputado por Piura (80-92) y primer vicepresidente de la Cámara de Diputados (86). Como presidente de la Comisión de Energía y Minas del Congreso (2001-2002), impulsó la exclusión de Petroperú del proceso de privatización y modernización (PL 1656/2001-CR y 2879/2001).
Como dice el consultor José Quesada Seminario, “no se podía invertir en una refinería cuyo endeudamiento generase más intereses que la utilidad antes de impuestos de Petroperú”.