Mar. Ene 7th, 2025

Minería informal podría atraer a 280 mil jóvenes que concluyen la secundaria

En el Perú, de los 400 mil jóvenes que inician la secundaria, solo el 30% (120 mil) accede a la educación superior, lo que deja a un 70% (280 mil) fuera del sistema educativo formal. Esto pone a muchos de estos jóvenes en riesgo de ingresar a trabajos precarios o en la minería informal, según Marilú Martens, miembro del Consejo Directivo del Centro Tecnológico Minero del Perú (Cetemin).

Durante una reciente actividad organizada por el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP), Martens explicó que el 30% de los jóvenes que logran llegar a la educación superior enfrentan desafíos adicionales. De hecho, solo 21 de cada 100 estudiantes que inician sus estudios universitarios logran culminarlos, mientras que 46 de cada 100 terminan su educación técnica. Estas cifras se traducen en unos 40 mil graduados técnicos y 60 mil graduados universitarios cada año.

Martens, quien también fue ministra de Educación, destacó que uno de los sectores más demandados en el mercado laboral actual es el de mantenimiento mecánico e industrial, el mantenimiento de plantas y la operación de equipos pesados. Sin embargo, las empresas suelen requerir un promedio de 3 años de experiencia, lo cual dificulta la inserción laboral de los jóvenes.

Este fenómeno ocurre en un contexto donde 7 de cada 10 nuevos puestos de trabajo requieren al menos 1.8 años de experiencia, lo que a menudo empuja a los jóvenes hacia la informalidad. Las competencias más valoradas por las empresas incluyen trabajo en equipo (80.7%), comunicación (77.4%) y responsabilidad (77%), áreas en las que muchos jóvenes aún presentan carencias formativas.

Según Martens, las brechas formativas son evidentes, ya que muchos operarios no se capacitan en escuelas técnicas formales, sino que se forman de manera empírica. Esto agrava la escasez de operadores especializados en el mercado laboral, lo que hace aún más difícil para los jóvenes ingresar a puestos técnicos bien remunerados.

La educación continua, añadió Martens, es crucial en un mundo que avanza rápidamente. La tecnología está transformando sectores como el minero a un ritmo que a veces supera la capacidad de adaptación de la fuerza laboral. La capacitación constante es esencial para cerrar las brechas de habilidades y garantizar que los jóvenes puedan participar en un mercado laboral que exige conocimientos técnicos y habilidades actualizadas.

Por otro lado, las cifras del Registro Nacional de Grados y Títulos de la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu) revelan que en 2023, 31,912 estudiantes de universidades nacionales obtuvieron su título profesional. En 2022, la cifra fue de 36,582, mientras que en 2021 fue de 24,003, y en 2020, debido a la pandemia, descendió a 18,315.

En cuanto a las universidades privadas, el número de titulados alcanzó los 77,590 en 2023. En 2022, esta cifra fue de 91,340, y en 2021 de 73,123. En 2020, debido a la crisis sanitaria, la cifra cayó a 36,829, pero en 2019 se alcanzaron 52,917 titulados.

Este panorama refleja una tendencia creciente en la obtención de títulos profesionales, pero también muestra que muchos jóvenes que terminan sus estudios no encuentran oportunidades laborales acordes con su preparación, lo que resalta la necesidad de un sistema educativo que logre vincular más eficazmente a los egresados con las demandas del mercado laboral.

Si bien la cantidad de titulados ha aumentado, la calidad de la educación y la correspondencia entre las competencias adquiridas y las demandas del mercado siguen siendo un desafío. Esto plantea la necesidad urgente de una reforma educativa que promueva la formación técnica y la educación continua para los jóvenes.

Es evidente que el mercado laboral actual exige habilidades específicas que muchas veces los jóvenes no desarrollan en sus estudios académicos. Es necesario fortalecer la educación técnica y profesional, así como la vinculación de las instituciones educativas con las empresas y el sector productivo.

El Perú tiene un gran desafío por delante, no solo en términos de la cantidad de jóvenes que acceden a la educación superior, sino también en la calidad de esta educación. La capacitación debe ser un proceso continuo que permita a los jóvenes adaptarse a las demandas del mercado laboral y contribuir al desarrollo del país.

En resumen, es fundamental que el Perú apueste por una educación más inclusiva y acorde con las necesidades del mercado laboral, promoviendo la formación técnica y la educación continua para reducir la brecha entre la oferta educativa y las demandas del sector productivo.

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