Por Jimmy Plücker Pinillos
La pequeña minería y la minería artesanal en el Perú son actividades esenciales para millones de familias peruanas y en particular para las que se encuentran en las zonas altoandinas. Pese a su importancia, han sido injustamente estigmatizadas y en ocasiones calificadas de ilegales sin considerar sus particularidades y aportes. Más allá de las críticas que no aportan al desarrollo del país, la formalización del sector ofrece una oportunidad histórica para integrar a nuestras comunidades al desarrollo económico, promoviendo prosperidad y bienestar para todos.
Este artículo propone un enfoque propositivo y dialogante, liderado por el Estado, para garantizar que los intereses nacionales, la seguridad y el bien común prevalezcan. Es hora de cumplir con una promesa largamente postergada: transformar un problema en una solución.
REINFO: Un sistema que no cumplió su propósito
El REINFO (Registro Integral de Formalización Minera) nació como un instrumento para incluir a los mineros informales al ámbito legal. Sin embargo, en la práctica, no cumplió con sus objetivos y en algunos casos, facilitó el ingreso de actores ilegales al sistema.
Es crucial distinguir entre minería ilegal y minería informal. La minería ilegal destruye el medio ambiente y opera al margen de toda regulación.
La minería informal, en cambio, tiene raíces en prácticas tradicionales que han evolucionado con el tiempo. Hoy, muchos mineros informales emplean herramientas modernas, como compresoras y martillos neumáticos, y buscan regularizarse dentro de la legalidad.
Este sector, lejos de ser un problema, representa un fenómeno social y económico que ha transformado comunidades enteras. Muchos agricultores han migrado a la minería informal buscando mejores ingresos, lo que ha impactado, en la estructura familiar andino amazónica y su economía rural.
Propuestas para una Formalización Eficiente
Para abordar la formalización de manera integral, es necesario partir de un diagnóstico claro y trabajar desde un enfoque que propicie el consenso. A continuación, proponemos algunas medidas concretas:
Un censo como punto de partida: Para legislar adecuadamente, es fundamental conocer la magnitud del problema. Se necesita un censo exhaustivo que permita identificar cuántos mineros informales existen y cuáles son sus condiciones y requerimientos. Este diagnóstico sería la base para diseñar políticas públicas efectivas, capaces de integrar a estos trabajadores a la formalidad, sin afectar su sustento ni el de sus familias.
En muchas comunidades andinas, la minería informal ha desplazado a la agricultura como principal actividad económica. Padres de familia que migraron para trabajar en la minería informal han generado ingresos que superan, lo que podrían obtener en sus parcelas agrícolas. Sin embargo, esta realidad plantea desafíos sociales y económicos que deben abordarse con sensibilidad.
Espacios de Diálogo: Crear mesas de trabajo entre el Estado, los representantes de la minería informal y artesanal, los titulares de concesiones y la gran minería. Este diálogo debe priorizar el bien común y el interés nacional, dejando de lado intereses particulares.
Zonas Ordenadas y Reguladas: Es necesario identificar zonas específicas donde la minería informal pueda regularizarse, siempre bajo estrictas normas ambientales y de seguridad.
Respeto a las Concesiones: El Estado debe garantizar el respeto a las concesiones otorgadas formalmente, promoviendo e incluso liderando los acuerdos entre concesionarios y mineros informales.
Cumplimiento Ambiental y Seguro Minero: Implementar programas de formación y asistencia técnica suficiente, para que los mineros informales puedan cumplir con los Estudios de Impacto Ambiental. Crear un «Seguro Minero» que proteja tanto a los trabajadores como al medio ambiente, financiado en parte por un fondo nacional de minería.
Incentivos para la Formalización: Reducir barreras burocráticas y ofrecer incentivos fiscales importantes, para que los mineros informales se integren al sistema formal.
Minería y el uso eficiente de nuestros recursos: Existen miles de hectáreas concesionadas, pero no explotadas. Estas áreas pueden ser utilizadas bajo acuerdos que beneficien tanto a los concesionarios como a los mineros informales, fomentando el desarrollo económico local.
La minería como motor de progreso: La minería, cuando se gestiona correctamente, puede ser un motor de desarrollo inclusivo. Como dijo Don Alberto Benavides de la Quintana: “La minería es la actividad que puede sacar de la pobreza a millones de peruanos porque es la única que da trabajo bien remunerado a 3,500 metros sobre el nivel del mar”.
La formalización no solo dignifica la actividad de miles de trabajadores, sino que también fortalece la economía del país al aumentar la recaudación fiscal y promover el desarrollo tecnológico e industrial en todo nuestro territorio.
El rol del Estado en la transformación
El Estado debe asumir un rol activo y estratégico en este proceso. Su participación es imprescindible para:
Normar y supervisar la actividad minera, evitando «zonas liberadas».
Garantizar que las soluciones sean sostenibles y respeten el medio ambiente.
Fomentar alianzas entre los distintos actores involucrados, promoviendo una visión inclusiva del desarrollo.
Una promesa por cumplir
La formalización de la pequeña minería y la minería artesanal no debe ser vista como un obstáculo, sino como una oportunidad para transformar al país. Es posible construir un modelo de desarrollo, basado en la inclusión, el respeto mutuo y la sostenibilidad, siempre priorizando el bienestar común.
Este primer artículo pretende abrir el camino hacia una conversación más amplia. En entregas futuras, exploraremos los desafíos específicos del sector y las soluciones que podrían transformar a la minería artesanal en un motor clave del desarrollo peruano.
El Perú tiene la oportunidad de convertir un problema histórico en una solución que beneficie a todos, especialmente para los más vulnerables y llevar adelante la promesa pendiente, que se proclamó en el Congreso Constituyente del 10 de octubre de 1822 y que fue redactada por el eximio fundador de nuestra República, el Dr José Faustino Sánchez Carrión: “Vais a ser nobles, instruidos, propietarios y representareis entre los hombres todo lo que es debido a vuestras virtudes».El momento de cumplir con esa promesa, es ahora.