La administración de Donald Trump considera que una alianza energética con Rusia podría ser clave para alcanzar un acuerdo de paz en Ucrania. La estrategia, basada en proyectos conjuntos en el Ártico, petróleo, gas natural y minerales estratégicos, busca ofrecer a Moscú incentivos económicos que faciliten el fin del conflicto. Aunque actualmente no hay negociaciones directas, fuentes cercanas al proceso señalaron que ambas partes están explorando opciones. En Moscú, el enviado de Vladimir Putin, Kirill Dmitriev, recopila proyectos que podrían atraer el interés de Estados Unidos, en una propuesta que refleja el enfoque transaccional característico de Trump.
Entre las oportunidades planteadas figura la posibilidad de colaboración en el desarrollo de yacimientos de tierras raras en Rusia, destacando el depósito Tomtor en Yakutia, uno de los más grandes del mundo en niobio. También se sugiere permitir la participación de compañías estadounidenses en proyectos de gas y petróleo en el Ártico ruso, e incluso el eventual control estadounidense sobre la central nuclear de Zaporiyia en Ucrania, actualmente bajo ocupación rusa. La propuesta apunta a crear beneficios mutuos, en especial en sectores energéticos y estratégicos.
Sin embargo, la ruta hacia una alianza enfrenta obstáculos importantes. Las sanciones económicas impuestas a Rusia por Estados Unidos y sus aliados del G7 siguen vigentes, y el Kremlin ha mostrado tradicionalmente resistencia a ceder control sobre sectores estratégicos. Además, la retirada de gigantes como Exxon Mobil del proyecto Sakhalin-1, tras las sanciones de 2014, genera dudas sobre la viabilidad de nuevas inversiones estadounidenses en territorio ruso. A pesar de estas dificultades, algunos analistas consideran que una participación limitada podría revitalizar parcialmente las exportaciones energéticas rusas hacia Europa.
En este escenario, la minería aparece como un sector con mayor potencial de cooperación. Trump ha mostrado en varias ocasiones su interés en fortalecer las cadenas de suministro de minerales críticos, como las tierras raras, esenciales para la tecnología, la energía renovable y la defensa. Un proyecto conjunto en yacimientos como Tomtor permitiría diversificar las fuentes globales de estos minerales, reduciendo la actual dependencia de China, lo que sería estratégico tanto para Estados Unidos como para Rusia en el contexto geopolítico actual.
Si bien el éxito de esta posible colaboración energética depende de numerosos factores políticos y económicos, el sector minero y energético ofrece una base concreta para construir puentes. De concretarse, esta alianza no solo podría facilitar avances en las negociaciones de paz para Ucrania, sino también abrir nuevas oportunidades de negocio e inversión para ambas naciones en un mundo que busca asegurar cadenas de suministro críticas y nuevas fuentes de energía.