Se suele pensar que Madre de Dios es el único foco de la minería ilegal e informal en el país. No es verdad. Esta actividad alcanza a todo el territorio. Según el Registro Integral de Formalización Minera (Reinfo), de hecho, Madre de Dios es el tercer departamento con mayor cantidad de mineros en vías de formalización, con 9,258. La superan Puno (12,527) y Arequipa (16,815).
El Reinfo, junto a los Reportes de Operaciones Sospechosas (ROS) de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), son dos -de las pocas- fuentes oficiales que permiten mapear la extensión de la actividad minera ilegal e informal peruana, y sus puntos más ‘calientes’.
Miles de millones
La minería ilegal de oro es la economía ilícita peruana que más dinero mueve al año, con US$ 1,777 millones, de acuerdo al libro “Las economías criminales y su impacto en el Perú” elaborado por Capital Humano y Social en cooperación con la Fundación Konrad Adenauer Stiftung (KAS), y publicado en diciembre del 2022. Ocupa 25 millones de hectáreas. Arequipa, Puno, Madre de Dios, Ayacucho, Apurímac y La Libertad son las principales regiones que depreda.
Pero esos números no consideran a los mineros informales. En la práctica, estos también operan sin adecuada fiscalización, pero se salvan de ser lo mismo que los ilegales por el Reinfo, donde hay 87,598 inscritos (entre vigentes y suspendidos). Según un estudio de CoperAcción, las personas vinculadas a la actividad superan el medio millón, sin contar a sus familias.
“Hay una pequeña diferencia. Los informales están en el Reinfo, otorgado por los gobiernos regionales. Los que son ilegales invaden concesiones ajenas y trabajan sin autorización”, sostiene Carlos Gálvez, director de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE).
Si bien se trata de mineros que están ‘formalizándose’, el proceso es lento y tedioso, y sirve muchas veces solo como un escudo de protección legal. “El Reinfo permite la impunidad porque, al estar inscrito ahí, no te pueden procesar por minería ilegal”, explica César Ipenza, abogado especialista en derecho ambiental.
A la fecha se han formalizado solo 11,000 mineros en todo el país. Las prórrogas otorgadas han sido claves para que la minería informal siga creciendo. La última fue en 2021, cuando Pedro Castillo aprobó extender el plazo hasta el 2024.
“Generamos un promedio de US$ 4,000 millones al año. La economía sigue estable a pesar de las crisis porque la sostiene la minería informal. Nosotros seguimos trabajando. Sacamos oro, vendemos y dinamizamos la economía”, dice Máximo Franco, presidente de la Confederación Nacional de Pequeña Minería y Minería Artesanal del Perú (Confemín Perú), que representa a 50,000 mineros informales.
Según José De Echave, ex viceministro de Gestión Ambiental del Perú, la minería ‘artesanal’ peruana “es principalmente aurífera, porque da mayores posibilidades de ganancia, pero ahora también es de metales de base como el cobre en Apurímac”.
Según la zona, se usan explosivos o dragas. También se recurre al pallaqueo (selección a mano), los quimbaletes, usados para moler el mineral; y el uso indiscriminado de mercurio.