¿Cuál ha sido el impacto de los conflictos sociales en la producción minera? El MEF-a través de su Marco Macroeconómico Multianual- publicado la semana pasada, reconoce el impacto de la conflictividad social en la producción principalmente cuprífera y es que según sus estimados la producción de mina Las Bambas y Southern se normalizarían hacia el segundo semestre del 2022.
En el primer semestre de este año, los conflictos sociales en Las Bambas y Southern (en la planta Cuajone) restaron 3.2 puntos porcentuales al crecimiento del sector minero y 0.4 puntos porcentuales al PBI global, de acuerdo al MEF.
Diego Rosales de Macroconsult, explicó que el impacto de los conflictos sociales en el PBI global se vio reflejado en la menor exportación, ya que el 100% de la producción cuprífera se exporta e impacta en el PBI desde el lado del gasto.
El impacto de los conflictos sociales se observa -detalló- en la reducción de la producción de cobre de cuatro regiones en los primeros cinco meses del año en comparación a similar periodo del 2021. La principal afectada fue Apurímac -región en la que se ubica Las Bambas- debido a que su producción retrocedió en 30%.
La segunda impactada fue Moquegua que cayó en 40%. Seguida de Tacna (-20%) y Cusco (-6%).
“El Perú ha dejado de producir más de 80,000 toneladas métricas finas de cobre en los primeros cinco meses del año”, precisó a Gestión.
Ello implica que el país dejó de ganar US$ 800 millones adicionales por su venta al exterior con los precios actuales.
Esta situación -a su vez- va a tener un impacto en las transferencias por canon minero, regalías e Impuesto a la Renta a estas regiones para que sean destinadas al desarrollo de inversión pública.
“Los mayores perjudicados serán los Gobiernos Regionales y Locales de estas regiones porque en los siguientes semestres van a recibir menos transferencias justamente por canon minero, probablemente en una dimensión similar a cómo está cayendo su producción”, proyectó.
Este monto perdido hubiese permitido -explicó el experto- la construcción de 1,300 kilómetros de carreteras, así como la instalación de más de 3,000 camas hospitalarias al año y la posibilidad de lograr que más de 156,000 peruanos se matriculen en educación inicial, primaria y secundaria.
Pese a ello, desde el MEF se espera que -para el caso de Las Bambas- hacia el segundo semestre de este año y el 2023 una “disipación de los conflictos sociales” y la construcción de la mina de sostenimiento Chalcobamba fase I el próximo año.
¿Será posible? Ciertamente, los conflictos sociales -en Las Bambas- están teniendo un impacto en su producción. MMG (operadora de Las Bambas) ahora espera que su producción de cobre de todo el año sea de 240,000 toneladas métricas, pese a que está capacitada para producir 400,000 toneladas métricas.
Igualmente ha puesto en duda la posibilidad del desarrollo de Chalcobamba.
Ya que si bien reanudó su producción el 11 de junio luego que las comunidades se comprometieran con el diálogo, todavía hay miembros de la comunidad de Huancuire en el lugar (zona de Las Bambas) por lo que está retrasando los trabajos para el nuevo tajo (Chalcobamba) y se están concentrando en los minerales de mayor ley en los tajos abiertos.
-Las otras proyecciones del MEF-
Pese a la conflictividad social aún latente, para el MEF -entre el 2022 y 2023- el principal factor que impulsará el crecimiento de la minería será la mayor producción del cobre.
En primer lugar, Quellaveco iniciará operaciones comerciales en el segundo semestre de este año y tiene como meta alcanzar una producción de entre 100-150 mil toneladas métricas de cobre para 2022 y en 2023, duplicaría su nivel de producción.
En segundo lugar se ubican las unidades mineras que iniciaron operaciones en 2021 como Mina Justa y la Ampliación de Toromocho (fase 1) operarían su primer año completo en 2022 y elevarían gradualmente su producción en el segundo semestre de este año y en 2023, en línea con sus metas anuales de producción.
Adicionalmente, Cerro Verde y Antamina, las dos minas más grandes de cobre en el país (ambas representaron el 40% de la producción de cobre en 2021), alcanzarían niveles de producción de acuerdo con sus metas previstas para 2022 (400- 460 mil toneladas métricas) y se prevé que mantendrían niveles similares para 2023.
Por otro lado, la producción de plata se recuperaría en 2023, en línea con el reinicio gradual de las unidades mineras Contonga (Los Quenuales) y Uchucchacua (Buenaventura), tras suspender operaciones entre 2021-2022 por temas regulatorios y económicos, respectivamente.
Se continuaría -además- la menor producción de oro, debido al cierre progresivo de Yanacocha y Anabi (post-cierre), y las menores leyes de Antapaccay.
Karen Guardia Quispe – Gestión