La sudafricana Gold Fields, que comenzó a operar su mina de oro y cobre Cerro Corona en Cajamarca en 2013, está entrando en una nueva fase de sus operaciones. Luego de 11 años de actividad, la mina se prepara para reducir progresivamente sus operaciones. En el marco del próximo Expomina 2024, Luis Rivera, vicepresidente ejecutivo de Gold Fields para la Región América, compartió detalles sobre los avances en Cerro Corona y la estrategia de la empresa para incrementar sus actividades de exploración en Perú.
Rivera informó que la mina, que opera a tajo abierto, tiene previsto finalizar sus principales actividades hacia finales del próximo año. Sin embargo, se espera que durante los cinco años siguientes, hasta 2030, se continúe extrayendo material de los stocks acumulados. «Nuestro producto principal es un concentrado de cobre con alto contenido de oro, muy valorado en mercados como Japón y Alemania,» explicó Rivera.
Para el año 2024, Gold Fields estima generar un flujo de caja neto superior a los US$40 millones. En cuanto a la producción en Cerro Corona, se espera alcanzar alrededor de 190,000 onzas de oro, cifra que se alinea con las previsiones del mercado anunciadas el año pasado, sin grandes cambios.
“A pesar de la madurez de la mina, seguimos operando de manera eficiente, con costos de producción por debajo de los US$800 por onza de oro producida,” añadió Rivera. Sin embargo, destacó que la producción de la mina ha mostrado una tendencia decreciente. En 2023, Cerro Corona produjo 240,000 onzas equivalentes de oro, y se espera que esta cifra se reduzca en un 20% este año.
En términos de inversiones, Gold Fields planea destinar US$35 millones para mejoras en la línea de chancado secundario y en el desarrollo de plantas de agua, como parte de la expansión de Cerro Corona. Hace dos años, la compañía concluyó estudios de factibilidad para extender la vida útil de la mina hasta 2030, y actualmente, la propuesta está en revisión por las autoridades competentes.
Luis Rivera, quien también preside Expomina, indicó que se espera recibir la aprobación de la novena Modificatoria del Estudio de Impacto Ambiental (MEIA) antes de finalizar el año. “Todos los permisos necesarios para los botaderos y stocks han sido confirmados, lo que asegura la continuidad de nuestras operaciones en el futuro cercano,” afirmó.
El capital requerido para esta expansión superaría los US$80 millones, destinados a inversiones en infraestructura crítica como el manejo de relaves, tuberías, sistemas de bombeo y subestaciones eléctricas. Rivera destacó la importancia de estar “muy activos” en la exploración minera local, y señaló que el capital invertido en estos proyectos ha aumentado significativamente, pasando de US$3 millones hace cinco años a más de US$15 millones en la actualidad.
Para 2025, Gold Fields proyecta superar los US$20 millones en inversiones en exploración. La compañía ha centrado sus esfuerzos en el cinturón miocénico del sur del Perú, conocido por sus importantes yacimientos de oro, y ha expandido sus exploraciones hacia las áreas de Ferrobamba-Yauri, donde también se encuentran depósitos de cobre y oro.
En Moquegua, Gold Fields ha asegurado la licencia social y ha iniciado actividades geofísicas, con planes para comenzar perforaciones el próximo año. En Cajamarca, la empresa trabaja en su zona brownfield alrededor de Cerro Corona, con proyectos como Nueva Esperanza y Leonidas.
Gold Fields también tiene participación en Áncash a través de Chakana Resources, que opera el proyecto Soledad. Los resultados obtenidos en perforación y exploración geofísica en este yacimiento han sido positivos.
“Gold Fields ve al Perú como un mercado atractivo para la industria minera. Ofrece un entorno propicio para el desarrollo de nuestras actividades. Aunque nuestro enfoque principal es el oro, también nos concentramos en el cobre, dado que Perú es un país con una geología polimetálica rica en diversos recursos,” concluyó Rivera.