La reciente apertura de Argentina a la búsqueda de nuevos capitales y los esfuerzos de Chile para reducir los tiempos en la tramitación de permisos representan un avance significativo para atraer mayor inversión en el sector minero y fortalecer la cooperación binacional. Proyectos como Josemaría, Lunahuasi, Filo del Sol, Los Helados, Los Azules y El Pachón ya están operando bajo los protocolos del tratado de 1997 sobre complementación e integración minera entre Argentina y Chile, firmado por los expresidentes Carlos Menem y Eduardo Frei.
Este tratado proporciona un marco de cooperación que permite a ambos gobiernos adaptar sus normativas para facilitar el desarrollo de proyectos mineros transfronterizos. Durante el VII encuentro minero bilateral en Santiago, Luis Lucero, secretario de Minería en Argentina, destacó la importancia de este mecanismo para el crecimiento del sector, señalando que “el tratado ofrece un marco de entendimiento que es clave para el avance de la minería en la región.”
Rolando Dávila, secretario general de la Cámara Chileno Argentina, subrayó los beneficios económicos y sociales del acuerdo, afirmando que “la minería es el único sector económico que genera valor compartido, desarrollo y empleo genuino en la zona de frontera.” El tratado ha captado el interés de varias compañías mineras que buscan adherirse y beneficiarse de sus ventajas.
Proyectos como El Altar de Aldebaran Resources y Los Pelambres de Antofagasta Minerals son algunos de los que podrían aprovechar este acuerdo. La mayoría de los proyectos cubiertos por el tratado están en la provincia argentina de San Juan o en las regiones chilenas de Atacama y Coquimbo, con la posibilidad de que otros en la provincia de Mendoza también se sumen.
El proyecto San Jorge, el más avanzado en la zona, junto con otros en el distrito emergente de Malargüe, altamente prospectivo en depósitos de pórfido de cobre y cobre-oro, también podrían beneficiarse del tratado. Iniciativas como Las Choicas, Cerro Amarillo y Mina Adriana son algunas de las destacadas en esta área.
Además, al menos otros siete proyectos recientemente adquiridos por la canadiense Kobrea Exploration, entre ellos Sofi, El Perdido, Mantos de Cobre, Cuprum, Elena, Verónica y El Destino, están evaluando adherirse a los protocolos del tratado.
Dávila sugirió que “todos los proyectos mineros deberían evaluar los beneficios que otorga el tratado para optimizar la inversión y maximizar la rentabilidad,” destacando la relevancia del acuerdo en la planificación estratégica de las empresas mineras en la región.
En relación a Josemaría, Alfredo Vitaller, vicepresidente de asuntos corporativos de Lundin Mining, expresó su optimismo sobre el fortalecimiento del tratado bilateral y la aprobación del régimen argentino de incentivos a las grandes inversiones (RIGI), afirmando que “tenemos la idea de iniciar la producción en 2029.”
