En las áridas tierras del sur de Australia, una nueva operación minera está en marcha. El campamento de Oak Dam, descubierto por BHP en 2018, alberga temporalmente a cientos de trabajadores que perforan a más de dos kilómetros de profundidad en busca de cobre, uno de los minerales más deseados a nivel mundial. Este metal es crucial para la transición energética, y BHP busca aumentar su producción para satisfacer la creciente demanda.
La relevancia de Oak Dam radica en su potencial como fuente significativa de cobre en un contexto donde las reservas en yacimientos tradicionales están disminuyendo. Mike Henry, CEO de BHP, ha manifestado su confianza en el futuro de este depósito y la urgente necesidad de incrementar la producción de cobre, vital para el avance hacia energías limpias. Por ejemplo, un automóvil eléctrico utiliza tres veces más cobre que uno de combustión interna, y este metal es esencial en infraestructuras eléctricas y baterías.
No obstante, el camino hacia nuevas fuentes de cobre presenta desafíos considerables. La minería, especialmente en proyectos a gran escala como Oak Dam, enfrenta altos costos de desarrollo. Aunque las empresas mineras están financieramente preparadas para invertir en exploración, los obstáculos regulatorios y técnicos pueden ralentizar el proceso. Incluso para un gigante como BHP, iniciar operaciones de exploración desde cero es complicado.
BHP ha aumentado su inversión en exploración greenfield, es decir, en áreas no explotadas. Sin embargo, esta inversión sigue siendo modesta en comparación con años anteriores. En el último año fiscal, la empresa triplicó su presupuesto a $124 millones, pero esta cifra es significativamente inferior a los $324 millones invertidos en 2012. Otras grandes mineras, como Rio Tinto y Freeport-McMoRan, siguen patrones similares, priorizando adquisiciones sobre el desarrollo de nuevas minas.
La razón detrás de esta tendencia se relaciona con el alto riesgo asociado a los proyectos greenfield. Invertir en áreas no probadas puede resultar en retrasos, sobrecostos y problemas técnicos. Oak Dam, por ejemplo, enfrenta complicaciones por su profundidad, que alcanza hasta cuatro kilómetros, lo que eleva los costos operativos. Otros proyectos, como Filo en Sudamérica, también presentan desafíos, aunque en este caso están relacionados con la altitud extrema.
La dinámica actual refleja un ciclo en la industria minera. En años anteriores, las adquisiciones fueron preferidas sobre la exploración debido a los altos costos y la presión de los inversores por retornos rápidos. Sin embargo, ante el envejecimiento de las minas existentes y el aumento de la demanda de cobre, queda claro que no se puede depender únicamente de las compras. Es necesario llevar a cabo nuevas exploraciones para garantizar un suministro adecuado.
Otro factor influyente en la estrategia de las grandes mineras es la búsqueda de reservas probadas. La reciente adquisición de OZ Minerals por parte de BHP, por $6.4 mil millones, ilustra esta estrategia. Al comprar una operación ya en marcha, BHP obtiene una ventaja inmediata en producción, evitando los riesgos y la incertidumbre de iniciar un proyecto greenfield.
A pesar de los retos, el futuro de la minería del cobre podría beneficiarse de la tecnología. Nuevas técnicas geofísicas y el aprovechamiento de datos y muestras antiguas permiten descubrir depósitos que antes no se habían identificado. Oak Dam es un ejemplo de ello; su descubrimiento se logró gracias a datos geológicos que revelaron mineralización en áreas previamente ignoradas. Sin embargo, se estima que una decisión final sobre la inversión en Oak Dam no se tomará hasta 2027, y la producción podría tardar aún más.
El precio del cobre también influye en la exploración y desarrollo de nuevas minas. Aunque el cobre alcanzó un máximo histórico en 2023, impulsado por la demanda de tecnologías verdes, esto no ha sido suficiente para motivar una inversión significativa en nuevas operaciones. Expertos sugieren que el cobre necesitaría alcanzar un precio de $12,000 por tonelada para que las empresas consideren asumir los riesgos de grandes proyectos.
Mientras BHP y otras compañías mineras se posicionan para aprovechar las oportunidades en la producción de cobre, el desafío de equilibrar adquisiciones, exploración y desarrollo greenfield sigue presente. Oak Dam representa una esperanza en un escenario que exige más descubrimientos para satisfacer la demanda global en aumento. A medida que el mundo avanza hacia energías más limpias, asegurar un suministro adecuado de cobre será esencial, y la minería deberá adaptarse a estos desafíos.