La industria minera ha adquirido una importancia central en el debate sobre la transición energética, un proceso impulsado por la creciente demanda de materiales esenciales para tecnologías limpias y sostenibles. Minerales como el cobre, litio, cobalto y tierras raras son cruciales para la fabricación de infraestructuras como paneles solares, turbinas eólicas, vehículos eléctricos y sistemas de almacenamiento de energía. Esto coloca a los países productores de estos recursos en una posición estratégica, dado el papel fundamental que juegan en la producción de tecnología verde.
En este escenario, los conceptos de minerales críticos y minerales estratégicos emergen con relevancia. Estos materiales son clave para sectores como la tecnología, la automoción y las energías renovables. El acceso y control de estos recursos se convierten en factores esenciales para el desarrollo económico de las naciones. Chile, como productor líder de varios de estos minerales, tiene una oportunidad única para consolidarse como un actor relevante en el suministro global y, de esta manera, ganar influencia geopolítica en un mundo cada vez más dependiente de la tecnología.
¿Pero qué diferencia a los minerales críticos de los estratégicos? Felipe Espinoza, Jefe del Departamento de Geología General de Sernageomin, explica que, aunque no existe una definición globalmente aceptada, los minerales críticos son aquellos cuya demanda proviene principalmente de países industrializados que los requieren para su producción y seguridad nacional. Por otro lado, los minerales estratégicos están relacionados con la oferta de un país o conjunto de naciones, refiriéndose a aquellos recursos cuya producción está concentrada en ciertos territorios clave.
El debate sobre estos minerales ha adquirido gran relevancia en Chile, especialmente luego de la realización del seminario «Minerales Estratégicos: El nuevo impulso de la minería en Chile», organizado en diciembre pasado por el Ministerio de Minería. En este evento, se discutieron las oportunidades y desafíos que enfrenta el país frente a la creciente demanda global de estos recursos. Además, se presentaron los estudios «Análisis de Minerales Críticos y/o Estratégicos» y «Potencial geológico de minerales críticos y/o estratégicos en Chile», elaborados por Cochilco y Sernageomin.
Estos informes son esenciales para la minería chilena y la economía nacional, ya que ofrecen una visión clara sobre los recursos minerales estratégicos que podrían desempeñar un papel crucial en el futuro del país. El informe de Cochilco se enfocó en la demanda global de minerales, particularmente aquellos en los que Chile es un productor destacado, como el cobre, litio y renio. Por su parte, el estudio de Sernageomin se centró en la oferta y el potencial geológico de Chile, analizando cómo el país podría satisfacer la creciente demanda mundial.
Los estudios concluyeron que Chile tiene un alto potencial para generar y satisfacer la demanda global de 15 minerales críticos, más allá del cobre y litio. Entre estos minerales se destacan el molibdeno, renio, potasio, boro, zinc, nitratos, yodo, cobalto, tierras raras, titanio, manganeso, níquel y cromo, los cuales son insustituibles en diversas cadenas productivas. Este hallazgo abre nuevas oportunidades para diversificar el sector minero del país y explorar nuevos minerales estratégicos con gran demanda mundial.
El análisis de Sernageomin revela que Chile, tradicionalmente conocido por su producción de cobre y litio, tiene ahora la oportunidad de expandir su sector minero hacia otros minerales estratégicos. Esta diversificación podría no solo aumentar las fuentes de ingresos, sino también generar nuevos empleos y fortalecer la economía nacional. Este cambio de enfoque hacia minerales críticos también contribuiría a la resiliencia de la industria minera chilena frente a las fluctuaciones del mercado global.
En resumen, el sector minero chileno está en una posición única para liderar la producción de minerales esenciales para la transición energética global. Con un alto potencial geológico y una demanda creciente de estos recursos, Chile puede aprovechar esta oportunidad para consolidarse como un actor clave en la minería mundial, impulsando su economía y contribuyendo al desarrollo de tecnologías sostenibles.
