BHP Group Ltd., la segunda mayor productora de cobre del mundo, ha revisado a la baja sus expectativas a corto plazo para el mercado del cobre, anticipando un pequeño superávit global hasta 2025. Esta proyección refleja una desaceleración en la demanda china, afectada por el bajo crecimiento económico y una prolongada crisis inmobiliaria en el país.

Este año, el precio del cobre ha mostrado una considerable volatilidad. En mayo, alcanzó un récord histórico impulsado por el optimismo sobre la recuperación económica y la creciente demanda en el sector de la energía renovable. Sin embargo, el entusiasmo inicial se ha moderado, y los precios del cobre han caído aproximadamente un 16% desde su pico, a medida que la perspectiva de la demanda china se ha deteriorado.

BHP ha ajustado su pronóstico para el crecimiento del consumo de cobre en China, reduciéndolo del 6% a un 1% o 2% para este año. Este ajuste es un reflejo de los cambios en el mercado inmobiliario chino, que históricamente ha sido uno de los mayores consumidores de cobre a nivel mundial.

A pesar del superávit proyectado a corto plazo, BHP mantiene la convicción de que el mercado del cobre enfrentará una escasez crítica a largo plazo. Esta escasez será impulsada por el aumento de la demanda global debido a la transición energética, la expansión de centros de datos, y la modernización de las redes eléctricas en todo el mundo. La falta de nuevos proyectos mineros importantes podría agravar aún más la situación.

La empresa anticipa que en el último tercio de la década de 2020, la oferta global de cobre será insuficiente para satisfacer la creciente demanda. Esto podría llevar a un “régimen de precios volátiles”, donde los precios se desconecten de la curva de costos debido a la excesiva demanda y los niveles inadecuados de inventarios.

Este escenario tendría implicaciones significativas no solo para los mercados de metales, sino también para la economía global en su conjunto. El cobre es esencial para la transición hacia energías limpias, ya que se utiliza en la fabricación de vehículos eléctricos, turbinas eólicas y paneles solares. Una escasez prolongada de cobre podría frenar la transición energética y aumentar los costos de los proyectos relacionados con energías renovables.

Además, el aumento en los precios del cobre podría generar presiones inflacionarias, afectando a industrias que dependen en gran medida de este metal. A medida que la demanda supere la oferta, es probable que las empresas enfrenten mayores costos de producción, lo que podría repercutir en los precios finales de los productos para los consumidores.

La revisión de BHP sobre las perspectivas del cobre subraya la importancia crítica de este metal para el futuro energético del mundo. Mientras que el superávit a corto plazo podría ofrecer un alivio temporal a los consumidores, la escasez a largo plazo y los posibles aumentos de precios presentan desafíos significativos. Políticas e inversiones estratégicas en el sector minero serán esenciales para mitigar estos riesgos y asegurar que el cobre esté disponible para sostener el crecimiento económico global y la transición hacia una economía más sostenible.