Barrick Gold, la segunda mayor minera de oro del mundo, ha lanzado una advertencia alarmante respecto a sus operaciones en Malí. La compañía ha informado que suspenderá sus actividades en el país si persisten los bloqueos en los envíos de oro y si continúan sin resolverse las disputas con el gobierno relacionadas con un nuevo código minero.
La minera canadiense lleva varios meses en una disputa con el gobierno de Malí, específicamente sobre el reparto de los beneficios económicos del complejo minero Loulo-Gounkoto, el cual produjo cerca de 700,000 onzas de oro el año pasado. Este conflicto ha escalado a un nivel crítico, con Barrick denunciando un “deterioro significativo” de las condiciones en la región minera, incluidas las detenciones arbitrarias de empleados y el bloqueo de los envíos de lingotes de oro.
En su comunicado, Barrick advirtió que si los bloqueos continúan, la empresa se verá obligada a detener las operaciones en el complejo, lo que afectaría gravemente la viabilidad de uno de los motores económicos más importantes para Malí. La situación, de acuerdo con la minera, pone en riesgo una parte crucial de la economía del país, que depende en gran medida de la producción de oro.
Malí, que es el segundo mayor productor de oro en África, se encuentra en una situación política inestable desde el golpe de estado de 2021, cuando la junta militar tomó el poder. Este gobierno ha priorizado la reestructuración de la industria minera, introduciendo un nuevo código minero y realizando auditorías a las operaciones mineras. Estos cambios han generado tensiones, especialmente con operadores extranjeros como Barrick, que enfrentan disputas fiscales y problemas en los términos de los nuevos acuerdos propuestos.
La situación se agravó en septiembre con el encarcelamiento de personal de la empresa Barrick y de la minera australiana Resolute Mining, lo que aumentó las tensiones con las autoridades malienses. La semana pasada, las autoridades emitieron una orden de detención contra Mark Bristow, CEO de Barrick, citando disputas fiscales como la razón. Bristow, con casi tres décadas de experiencia en África, expresó su preocupación de que esta escalada afecte negativamente la confianza de los inversores, lo que podría disuadir futuras inversiones en el sector minero de Malí.
El bloqueo de los envíos de oro y el conflicto con las autoridades surgen en un momento crítico para la industria minera del país. Mientras Malí enfrenta la incertidumbre política y un marco regulador en proceso de renovación, el futuro de su sector minero, que representa una parte fundamental de su economía, está en riesgo. Barrick, con su complejo Loulo-Gounkoto, se ha convertido en una pieza clave de la economía maliense, que ha dependido en gran medida de sus inversiones.
El complejo Loulo-Gounkoto, que Barrick desarrolló originalmente a través de su adquisición de Randgold en 2018, ha sido una base fundamental para la economía de Malí durante más de 29 años. Durante este tiempo, la minera ha invertido más de 10,000 millones de dólares en el país, contribuyendo con entre el 5% y el 10% del PIB de Malí cada año. Solo en el último año, Barrick aportó más de 1,000 millones de dólares a la economía local, destacando la magnitud de su impacto económico.
Además de su contribución económica, Barrick también es uno de los mayores empleadores del país. El complejo Loulo-Gounkoto emplea a unas 8,000 personas, de las cuales el 97% son malienses. Más de la mitad de los beneficios generados por el complejo se destinan directamente al Estado de Malí, lo que subraya la importancia de la operación para el bienestar económico del país.
A pesar de los desafíos, Mark Bristow ha reafirmado el compromiso a largo plazo de Barrick con Malí y su gente. El CEO ha manifestado su disposición a mantener un diálogo constructivo con el gobierno, instando a que las negociaciones se basen en los acuerdos previos y que se priorice la sostenibilidad y el futuro del sector minero en Malí. Sin embargo, las tensiones actuales ponen en duda la capacidad de encontrar un terreno común en las negociaciones, lo que podría afectar las operaciones mineras y el clima económico del país.
La situación en Malí refleja las dificultades que enfrentan las grandes empresas mineras extranjeras en contextos políticos inestables, especialmente en países que dependen en gran medida de la industria minera para su desarrollo económico. La resolución de las disputas entre Barrick y el gobierno de Malí será clave para el futuro de la minería en el país y para las relaciones comerciales internacionales en la región.