Antofagasta, la minera chilena de cobre, reportó el martes un aumento del 11% en su beneficio básico anual, impulsado por el incremento en los precios del metal. El beneficio antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones (EBITDA) alcanzó los 3,430 millones de dólares, frente a los 3,090 millones de dólares reportados el año anterior.

La compañía propuso un dividendo complementario de 23,5 céntimos por acción, lo que representa un pago del 50% del beneficio subyacente por acción. En 2021, Antofagasta había distribuido a sus accionistas un dividendo récord de 142,5 céntimos por acción, sumando un total de 1,400 millones de dólares. La empresa mantiene como política devolver al menos el 35% de sus beneficios netos a los accionistas.

En cuanto a los gastos de capital, estos ascendieron a 2,400 millones de dólares el año pasado y se espera que aumenten a 3,900 millones de dólares en 2025, a medida que las obras de su concentradora Centinela alcancen su punto más alto. La deuda neta de la minera aumentó a 1,630 millones de dólares a finales de 2024, comparado con los 1,160 millones de dólares del año anterior, aunque los analistas esperaban que la deuda neta se acercara a los 2,000 millones de dólares.

Los analistas de Peel Hunt destacaron que, a pesar de una deuda neta más fuerte de lo esperado, esto será útil para Antofagasta en su transición hacia el año con el presupuesto de capital más elevado en su historia. Las acciones de la minera, que cotiza en la Bolsa de Londres, subían un 2,3% a las 09:40 GMT, superando a otras compañías del sector.

La empresa, controlada mayoritariamente por la familia chilena Luksic, opera cuatro minas de cobre en Chile. La creciente demanda de cobre, especialmente por su uso en la transición energética, como en la fabricación de paneles solares y vehículos eléctricos, ha impulsado el precio de las acciones de las mineras en 2024. Las acciones de Antofagasta experimentaron un incremento del 15% en el año.

Iván Arriagada, CEO de Antofagasta, expresó en un comunicado que las perspectivas para el cobre siguen siendo favorables, con una demanda sólida, y destacó que las restricciones globales, como la disminución de la ley del mineral, la dureza del mismo y la inflación de los costos de capital, están limitando las expansiones de la oferta existente.