Antofagasta, uno de los gigantes de la minería del cobre a nivel mundial y la mayor empresa privada del sector en Chile, ha revelado un ambicioso plan de inversión de $3.5 mil millones para 2025. Este monto representa una de las mayores inversiones en la historia de la empresa, con el objetivo de expandir sus operaciones en Chile y Perú. Según Iván Arriagada, director ejecutivo de Antofagasta, la compañía busca proyectos de cobre en Perú que puedan garantizar una producción mínima de 50,000 toneladas anuales durante al menos una década.
La minera, controlada mayoritariamente por la familia Luksic, proyecta realizar inversiones locales que superan los $7.5 mil millones en los próximos cinco años. En 2023, la empresa invirtió $2.13 mil millones, y se espera que para 2024 la cifra ascienda a $2.7 mil millones. Uno de los proyectos más destacados en Chile es la ampliación de la mina Centinela, con una inversión estimada de $4.4 mil millones, que añadirá 144,000 toneladas de cobre equivalente al año a la producción global de la compañía. La expansión también incluirá la ampliación de la planta de molibdeno existente y el desarrollo del pozo Esperanza Sur, incorporando camiones autónomos y tecnologías avanzadas.
Una de las iniciativas más recientes de Antofagasta es la inauguración de una planta desalinizadora de $2 mil millones para la mina Los Pelambres, una inversión significativa en una región que ha enfrentado sequías persistentes durante 15 años. Esta planta, pionera en su tipo en la región, subraya el compromiso de la empresa con la sostenibilidad y la reducción del impacto en las fuentes de agua locales.
La empresa también está trabajando en la extensión de la mina de cobre Zaldívar, con una inversión de $1.2 mil millones, esperando obtener pronto los permisos necesarios para que la mina continúe operando hasta 2051. Esta inversión refuerza el compromiso a largo plazo de la empresa con sus operaciones en Chile.
A nivel internacional, Antofagasta está presente no solo en Perú, sino también en Estados Unidos y Canadá. La minera planea destinar entre $40 y $50 millones anuales para el mantenimiento de sus activos en estos mercados. En 2023, adquirió una participación del 19% en la minera peruana Minera Buenaventura, fortaleciendo su presencia en el mercado del cobre en la región.
Sin embargo, la empresa ha enfrentado desafíos en Estados Unidos. A través de su filial Twin Metals, ha intentado durante más de una década desarrollar una mina de cobre y níquel en Minnesota. El proyecto sufrió un revés significativo cuando la administración de Biden canceló dos concesiones mineras clave y estableció una moratoria de 20 años en la zona. Aunque algunos analistas sugieren que la situación podría mejorar con una posible reelección de Donald Trump, Arriagada ha afirmado que la empresa no depende de la administración en turno para defender su derecho a desarrollar la mina.
El ejecutivo resaltó que Antofagasta sigue luchando por sus derechos mineros en Estados Unidos y está dispuesta a colaborar con cualquier gobierno. Arriagada también subrayó el valor estratégico del proyecto Twin Metals en el contexto actual de seguridad nacional y cambio climático. “Creemos que Twin Metals es crucial porque permitiría la producción local de cobre y otros metales clave en Estados Unidos, un aspecto relevante dado los desafíos globales en seguridad y medio ambiente”, explicó.
Con estas iniciativas, Antofagasta busca consolidarse entre los diez principales productores de cobre del mundo. El cobre, esencial para la fabricación de baterías de vehículos eléctricos y en la construcción, juega un papel crucial en la transición energética global. El compromiso de Antofagasta con proyectos sostenibles e innovación tecnológica refuerza su posición como líder en la industria minera a nivel global.
