La elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, junto con la designación de J.D. Vance como vicepresidente, marca el inicio de una nueva etapa con grandes expectativas para la industria minera en el país. En este contexto, el sector minero se perfila como un pilar clave para impulsar la economía estadounidense, fortalecer las cadenas de suministro y garantizar una fuente confiable de energía. Rich Nolan, presidente y CEO de la Asociación Nacional de Minería (NMA), se mostró dispuesto a colaborar estrechamente con la nueva administración y el Congreso para fomentar el crecimiento de la industria minera y generar empleos bien remunerados para los estadounidenses.
Nolan destacó la importancia de la unidad y el apoyo al sistema democrático, al tiempo que enfatizó que la industria minera es fundamental para la estabilidad económica de Estados Unidos. En su declaración, expresó su esperanza de trabajar junto a Trump, Vance y el Congreso para fortalecer las cadenas de suministro nacionales, asegurar energía accesible para todos los ciudadanos y proveer los minerales necesarios para la infraestructura y los productos de consumo del país. Además, recordó que 500,000 mineros están listos para continuar su labor y contribuir al desarrollo del país.
Una de las metas propuestas por la nueva administración es aumentar la competitividad de Estados Unidos en el ámbito global, lo que podría lograrse, en parte, asegurando que los productos extraídos en el país tengan el sello de «hecho en Estados Unidos». Según Nolan, esto impulsaría la creación de empleos estables y bien remunerados, lo que beneficiaría tanto a la industria minera como a la economía en general, a la vez que fortalecería la independencia de Estados Unidos en la extracción de recursos críticos.
La elección de Trump y Vance también tiene implicaciones significativas para México, ya que podría afectar su papel como uno de los principales proveedores de minerales para Estados Unidos. México es uno de los mayores exportadores de plata, zinc y cobre hacia su vecino del norte, con exportaciones que superaron los 3 mil millones de dólares en minerales en 2023, según datos del Servicio Geológico de Estados Unidos. Si Estados Unidos logra reducir su dependencia de las importaciones mediante políticas que favorezcan la extracción nacional, esto podría representar un desafío para las exportaciones mexicanas.
No obstante, esta situación también abre la puerta a una mayor cooperación entre ambos países en áreas como innovación y sostenibilidad en la minería. México podría posicionarse como un socio estratégico para Estados Unidos, especialmente en el marco del T-MEC, al ofrecer minerales bajo acuerdos de comercio justo y con prácticas ambientales más responsables. Además, esta relación podría atraer inversiones en tecnología minera avanzada en México, mejorando la eficiencia en la producción y reduciendo el impacto ambiental, lo que beneficiaría a ambos países.